Hay dos sitios que me hacen recobrar instantáneamente la fe en la Humanidad: las bibliotecas y los museos. Me reconfortan más que un té calentito, una mantita y un buen libro, y eso ya es mucho decir.
A pesar de ello, no suelo frecuentar el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga no porque me haya reconciliado con el mundo de una vez por todas, sino porque yo soy más de Sánchez-Perrier (en el Thyssen) y Revello de Toro (museo propio en la calle Císter). Y de museos con entrada libre, todo sea dicho.
Si no fuera por mi hermana, no me habría enterado de la existencia de esta exposición. Tengo que darle las gracias por ponerme al día de lo que vale la pena en esta ciudad porque de no ser por ella habría perdido la oportunidad de ver en vivo y en directo las obras de una de mis artistas preferidas: Audrey Kawasaki. Y las de Banksy, otro grande.
Si no fuera por mi hermana, no me habría enterado de la existencia de esta exposición. Tengo que darle las gracias por ponerme al día de lo que vale la pena en esta ciudad porque de no ser por ella habría perdido la oportunidad de ver en vivo y en directo las obras de una de mis artistas preferidas: Audrey Kawasaki. Y las de Banksy, otro grande.
La exposición terminó el pasado 16 de junio y desconozco si la colección hipster* de Selim Varol se expondrá próximamente en otros museos españoles.
*Selim, hay que reconocer que un poquito sí que se te ha ido la mano con la modernidad. Pero te lo perdono porque las figuras de Evangelion eran más de friki clásico.
*Selim, hay que reconocer que un poquito sí que se te ha ido la mano con la modernidad. Pero te lo perdono porque las figuras de Evangelion eran más de friki clásico.











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