viernes, 12 de julio de 2024

Verano, parte I

El fin de este curso ha cerrado una etapa que me hizo mucha ilusión en sus inicios y que acabó por salir mal en muchísimos aspectos (y muy bien en otros, como el compartir horas con unos grupos maravillosos a los que echaré mucho de menos). 

La recta final siempre es complicada y la de este curso daba la sensación de que no terminaba. Con la dirección enfrentada al claustro, los ánimos revueltos, la interminable carretera, el caos de las mil actividades y la consiguiente desgana de los estudiantes con la ruptura de la rutina parecía que no iba a llegar el 28 de junio. 

La etapa que se abre no sé cómo será. Soy optimista y estoy feliz por estar cerca de familia, amistades y gatos, increíbles todos y un gran apoyo en este bache, pero hace mucho que aprendí a no tener expectativas cuando voy al cine y estoy empezando a aplicarlo por fin a mi vida. Es una sensación extraña. Feliz pero no mucho. En calma, más bien, sabiendo que lo que venga estará bien aunque la vida me esté volviendo a poner a prueba en algunos temas.

La ciudad está rara también, pero ya he hecho las paces con ella. He aprendido a quererla y espero saber llevarla. A ver si yo vuelvo a caerle bien y no me tiene mucho en cuenta el haber querido alejarme de ella. Espero que entienda que me hacía falta. Le mostré un poco de cariño participando en la manifestación del 29J, a ver si así entiende que no me lo ha estado poniendo nada fácil...

Aún así, he tardado poco en volver a hacer las maletas. Aprovechando que me he acostumbrado a horas de carretera, seguí la Ruta de la Plata y la extendí un poco más. De Málaga he ido a Alcalá de Guadaíra, Mérida, Cáceres, Salamanca, León, Oviedo, Avilés y Ribadeo. He vuelto nueva y a regañadientes (es que mirad las fotos: hasta me pedían que me quedase de una manera...) porque me da rabia que esta ciudad mía sea todo turismo y cachondeo hacia los que viven en ella. 

En el norte he visto más resistencia a la masificación, al visitante de borrachera y despedidas de soltero. Más mimo a la cultura y al ritmo autóctono. A lo mejor me equivoco, pero me da la sensación de que no se les ha ido tanto de las manos como en este Ayuntamiento. A lo mejor alguien de allí contaría otras cosas. La verdad es que tengo mucha curiosidad al respecto y hasta he estado investigando. Me imagino a los leoneses haciéndose también preguntas: ¿Qué hace esta malagueña por aquí en julio? ¿Por qué pregunta tanto? ¿Se irá pronto o se queda mucho?

Ahora ya estoy de vuelta y, aunque me habría quedado todo julio y agosto, por fin tengo tiempo para todo lo que he ido dejando durante el curso: Disfrutar de mi casa, los paseítos, el mar, la lectura, las personas que estaban lejos y mis mil aficiones intermitentes, de las que quiero rescatar los juegos pendientes, mis ganas de seguir aprendiendo a programar, el japonés y dejar de ser una patata jugando a Go (Weiqi o Baduk, como lo queráis llamar). Si el terral me deja creo que puede ser un verano muy productivo.

Dejo por aquí algunas fotos de este inicio de verano tan esperado. El resto las tenéis por mi Instagram, que está en privado la mayor parte del tiempo, pero donde me podéis seguir si os interesan mis historias intensitas. Debo admitir que siempre intento cuidar más el blog pero me puede la inmediatez de las redes sociales. Y las fotos de gatos.










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