viernes, 11 de noviembre de 2011

¡Comida (suiza)! Parte 4

Siendo 11 del 11 del 11, algo especial tenía que pasar. Lo lleváis esperando desde hace mucho y por fin hoy ha llegado la fecha: voy a terminar de enseñaros las fotos de comida suiza. Si no, nos va a dar agosto del 2012 y yo todavía estaré hablando de tipos de quesos XD
Por cierto, visitante que llegas a través de Google buscando "knorr aromat el corte inglés gourmet", comprendo que añores este producto pero no lo he visto nunca en esta tienda. Donde sí podrías mirar, si vives en Barcelona, es en The Swiss Circle. Aún no la he visitado pero no tardaré.
En realidad, no me queda mucho que enseñar. Típicamente suizo sólo me queda hablaros de un tipo de fondue, la chinoise, y realmente tampoco lo es:

La fondue de queso ya la probamos en el anterior viaje y no puedo decir nada en contra de ella. Me gusta, pero no soy capaz de comer mucha cantidad. La fondue chinoise me encantó y es mucho más digestiva.
De base se hace un caldo de verduras y setas. Nosotros usamos lo más fácil y extendido: un preparado de Lucul, que precisamente fabrican en Payerne y de setas las del tipo "orejas de Judas", que aquí no sé cómo se llamarán. Si el caldo se hace con agua, la fondue se llama chinoise, si se hace con vino, vigneronne.

En el caldito se sumergen trozos de carne cortada muy muy fina, casi como carpaccio y se deja cocer unos minutos. Se añaden salsas al gusto o se come sola, que es lo que más me gusta a mí, porque queda el saborcito del caldo. Riquísimo y perfecto para pasar las noches frías de invierno alrededor de la mesa, charlando y calentitos. (Editado: si queréis comprar una fondue, he visto varios modelos eléctricos en LIDL, a unos 17 €. El modelo con quemador vale unos 10 en Carrefour, pero luego tendréis que comprar alcohol para quemar, preferiblemente en gel, y eso ya sale a 11 € el paquete de tres. En cuanto a la raclette, también se encuentran fácilmente y no suelen superar los 30 € Sí, he investigado a fondo XD)
El resto fue comida no-típica pero que a mí me hizo gracia. Después de toda la moda con los macaroons en Barcelona, tuve que probarlos por primera vez en Fribourg. Pasamos delante de una pastelería monísima y a mí me quedaba en la cartera exactamente lo que valía un macaroon. Lo tuve que probar.

Además, este macaroon pasará a la historia no sólo por ser el primero sino por tratarse de la primera vez que hablé en francés sin ayuda de nadie. Mi hermana me miraba con tristeza mientras hacía el intento, pero al final la dependienta me entendió. Yo le pedí uno de vainilla, pero bueno, me dio un macaroon. No me puedo quejar.
Y ya está, terminamos este *emocionante* viaje gastronómico...¡por ahora!

2 comentarios:

  1. ¡Yo también quiero probar los macarons! D: Al menos ya sé dónde comprarlos la próxima vez que vaya a Sevilla. Han abierto una confitería nueva en el centro que tiene una pinta...ñumñum http://www.ambrosius.es/macarons.htm

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  2. Si te soy sincera, una vez que los probé, me pareció que no era para tanto. Pero hay que probarlos y no tiraré la toalla hasta probar los de vainilla.

    Qué buena pinta esa confitería :9

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