viernes, 3 de junio de 2011

Gafe

Ayer, para despejarme un rato, me puse a limpiar una estantería. Llena de satisfacción por el alarde de mis capacidades organizativas, fui a levantarme con demasiado ímpetu y me di en la espalda con la cadena de música, que al apartar el mueble de delante de la estantería había quedado sobresaliendo. Por supuesto, el golpe fue de lleno en la zona de la espalda que me había fastidiado durante el viaje. Tuve que cambiar los maravillosos planes de la tarde-noche por una cita con el Myolastan.

Hoy me levanto mucho mejor y decido ponerme a arreglar las cosas pendientes de la tienda online. Subir artículos, responder mails, organizar pedidos...Y, de pronto, el portátil se reinicia. Ese portátil nuevecito, apenas usado. No, no se reinicia. Se ha intentado reiniciar pero se ha quedado ahí, intentándolo, con su pantalla en negro y su barrita parpadeando en una esquina. No funcionaba el modo a prueba de fallos y sólo he podido acceder a mis archivos con el "Centro de recuperación VAIO", bendito sea. 8 horas después y con novio y amigas un poco más desesperados, el portátil ha revivido, pero he perdido gran parte de mis datos. Los importantes-importantes-de-verdad no, pero sí muchas de esas cosas que no necesitas pero, ay, te gustaría tener.

Conclusión: es mejor ser una persona desordenada y vaga =_=

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